Con estas premisas en la cabeza dediqué los cuarenta minutos que tardo en llegar desde la Escuela Universitaria hasta mi casa a ir dando vueltas en la cabeza a todo aquello que hacía tan solo unos momentos acababan de contarnos. ¿qué estaba haciendo con mis prácticas?, ¿porqué tengo la sensación de que me estoy dejando algo en el tintero?, ¿qué me falta para lograr que la experiencia sea perfecta?, ¿cómo puedo crecer con mi trabajo?, realmente ¿son mis prácticas?, ¿se pueden mejorar?. Por supuesto que sí.

Sería preciso creer en mí, en mis capacidades, en mis conocimientos acumulados a lo largo de estos años de formación. Será necesario ver el mundo en positivo, sacar todo el jugo a mi experiencia de la vida, dejarme llevar por las necesidades del grupo y no por las mías, fluir con ellos, sentirme parte de ellos, creerme que soy capaz y disfrutar de este momento. Será imprescindible plantar cara a la realidad, tomar decisiones, asumir responsabilidades (más, si más aún de las que ya he asumido, las que sean menester) y defender mi derecho a ser un maestro, un buen maestro.
Así pues, esta mañana he decidido ponerme manos a la obra. Hoy va a ser el primer día del resto de mi vida. No voy a permitir que se pasen estas semanas sin llegar a ser yo mismo el dueño de mi destino. Y no es egocentrismo ni complacencia. Simplemente se trata de coger al toro por los cuernos, y con la serenidad y experiencia que he obtenido con estas dos primeras semanas de prácticas reformular mi docencia, reeditar los contenidos, investigar en el aula y tomar decisiones. Decisiones acertadas.
Después del hablar sobre el particular con mi tutora (a la cual le estoy sincera y enormemente agradecido por su apoyo, comprensión y por creer en mi) hemos decidido que a partir de ahora seré yo quien marque los ritmos, los tiempos, los espacios, las tareas, los contenidos, las evaluaciones, los castigos, los recreos, las reuniones con los padres, etc. Todo, aobsolutamente todo lo que tenga que ver con la práctica docente estará gestionado y dirigido por mí. Siempre bajo la tutela y supervisión de Ana, pero seré yo quién asuma la responsabilidad real de decidir lo que se hace, como se hace y porqué se hace.
No puedo estar ni un día más sin tomar las riendas de esta historia. Siendo el profe en prácticas que sirve para todo pero que ve como pasan los días y la realidad de sus prácticas escolares no terminan de ser tan perfectas como siempre había soñado.

En cualquier caso gracias a todos por escuchar mis palabras. Y sobre todo, gracias a mis niños por dejarme ser su maestro. Como decía un buen amigo mío, también docente. "los niños aprenden a pesar del maestro".
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