lunes, 7 de febrero de 2011

Repaso y aplico

Esta mañana tocaba trabajar. No solo a los docentes que intervenimos en el aula de 2º, sino a los muchachitos y muchachitas protagonistas de esta historia. Hoy era día de exámenes.

Aprovechando las ventajas que ofrece tutorizar un curso, Ana (mi tutora) propuso emplear la sesión de mate y de lengua para realizar el examen del tema siete de lengua. Eso si, sin saltarnos la rutina diaria de nuestro examen de tablas de multiplicar. Hoy tocaba la del nueve. Así después de hacer las cuentas nos pusimos manos a la obra. Me dispuse a hacerme cargo del cuidado y gestión del examen de lengua. Este consistía en un dictado y en tres folios de actividades que los niños debían resolver a lo largo de la mañana.

Si he de ser sincero he de reconocer que la tarea resultó más entretenida y amena de lo que me esperaba. Si bien a priori me imaginaba revoloteando por el aula sin mayor ocupación que controlar a los chavales luego resultó que la actividad dio mucho más de si. Y es que mantener a los niños/as implicados en la tarea durante las dos horas que duró el examen fue proyecto harto difícil.La edad se nota e impide mantener prolongados tiempos de descentración. Además, la visita al bibliobus supuso romper la dinámica de clase y cortar la actividad para ir a por la lectura de la semana.

En los pueblos pequeños, como es el caso, donde no hay biblioteca municipal, o el Cole carece de ella, la Diputación pone al servicio de los estos un autobus escolar, repleto de libros que recorre los municipios de la provincia acercando la lectura a sus alumnos. Esta circunstancia da pie al Centro a emplear la visita de dicha biblioteca rodante como un recurso más dentro del Plan de Fomento a la Lectura que aparece recogido en el PEC. Y allí estaba yo, rodeado de chavales alborotados por la actividad ayudándolos a elegir la lectura más apropiada.

Finalmente, la otra situación educativa merecedora de reflexión fue la que viví en la clase de mate de 6º durante la corrección de unos ejercicios de fracciones. El tutor del grupo me había pedido que me encargara de corregir con el alumnado en la pizarra las tareas. El problema surgió cuando una alumna se negó en redondo ha hacer el ejercicio propuesto. Es más, cuestionó mi autoridad como docente alegando que quien era yo para decidir que había que hacer en el aula. Finalmente, cuando accedió a salir a la pizarra a realizar el ejercicio que le tocaba insistió en el hecho de que no sabía hacerlo, y lo que es peor, que no la interesaba aprender ha sumar fracciones.

Ante esta situación caben dos reflexiones de calado. La primera hace referencia a las lagunas que presenta nuestro sistema educativo que incitan a una niña de doce años a revelarse en contra de su propia formación. En algo estamos fallando cuando a tan corta edad decidimos encerrarnos en nuestro mundo y estar de vuelta de todo. Maestros, familias, sociedad y Escuela, todos somos responsables de no truncar la ilusión y las expectativas de nuestra infancia en pro de una escala de valores donde lo inmediato, lo carente de esfuerzo y el éxito fácil son los hitos a alcanzar.

Por otra parte, el menosprecio a la labor del docente y su autoridad en las aulas van haciendo mella en la conciencia colectiva del alumnado. Esto, unido a la particular situación de las familias en lo que respecta a la educación de los hijos genera un caldo de cultivo excelente donde desarrollar conductas insolentes y de rebeldía. Como afirma el Profesor Marina en su obra La anatomía del miedo, "Cuando no se impone al niño ningún deber no se le está haciendo más libre, se le está haciendo más voluble, más caprichoso, más servil".

Así pues, espero saber identificar estas conductas con prontitud para evitar su consolidación. Trabajar sobre ello, descubrir las causas, analizar las circunstancias que condicionan la vida del niño, reflexionar sobre las posibles soluciones, intervenir, y volver a reflexionar sobre la acción, etc. todas ellas son pautas, herramientas que deberé implementar para poner mi pequeño granito de arena en la búsqueda de la excelencia docente. En cualquier caso seguiré atento a la evolución de esta niña y veremos cual es la causa y origen de su tremenda insolencia y apatía. Os tendré informados.

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