Hoy mejor que ayer pero peor que mañana..

Poco a poco vamos tomando asiento en el lugar, en las formas, y sin darnos cuenta nos encontramos haciendo lo que desde hace tanto tiempo hemos querido y no podido hacer. El transcurso de las prácticas va tomando sentido y la confusión y el estrés de los primeros momentos van dando paso al día a día.

Así pues, por lo que voy observando, mis prácticas docentes se encaminan inexorablemente hacia la asunción de responsabilidades y el compromiso con el Centro, con los colegas docentes, con la Infancia. De este modo, en Lengua, Mate o Cono ya me están preparando para dejarme a mí solo a cargo del grupo. Estoy entendiendo y asumiendo las rutinas de la tutora y profesores y de este modo, la próxima semana tendré que enfrentarme sin paliativos a la árdua tarea de impartir clase en solitario. Los exámenes de tablas, los dictados de lengua, los ejercicios del cuadernillo o las dos páginas de teoría diaria serán responsabilidades de las que me haré cargo con toda la eficacia y honradez posibles.

Soy consciente de que la idea del Centro es disponer de mí como docente comodín que atienda al grupo, al tiempo que los tutores con alumnos que requieren un apoyo especial puedan dedicarse en exclusiva a estos niños menos aventajados.

Sinceramente no comparto esta idea, pero tampoco me incomoda o molesta. Creo que es una muy buena oportunidad de enfrentarme a la docencia en igualdad de condiciones que cualquiera de ellos. Soy consciente de que el día de mañana no habrá motivo en el que excusarme para asumir mis responsabilidad como maestro. Y esta terapia "de choque" es una estupenda manera de asumir dicha responsabilidad con solvencia.

Sé que cuento con su apoyo y consejo, sé que no estoy solo. Y también sé que solo se aprende haciendo. Si pretendo ser un buen maestro debo ser capaz de saber adaptarme al contexto y crear un ambiente adecuado donde se den las condiciones óptimas para desarrollar los procesos de enseñanza-aprendizaje. Es otra faceta más de mi formación como maestro.